Lección 2. La respiración
La respiración es el proceso por el cual ingresamos aire (que contiene
oxígeno) a nuestro organismo y sacamos de él aire rico en dióxido de carbono.
Un ser vivo puede estar varias horas sin comer, dormir o tomar agua, pero no
puede dejar de respirar más de tres minutos.
El
aire se inhala por la nariz, donde se calienta y humedece. Luego, pasa a la
faringe, sigue por la laringe y penetra en la tráquea. A la mitad de la altura
del pecho, la tráquea se divide en dos bronquios que se dividen de nuevo, una y
otra vez, en bronquios secundarios, terciarios y, finalmente, en unos 250.000
bronquiolos.
Los
pulmones contienen aproximadamente 300 millones de alvéolos, que desplegados
ocuparían una superficie de 70 metros cuadrados, unas 40 veces la extensión de
la piel.
La respiración cumple con dos fases
sucesivas, efectuadas gracias a la acción muscular del diafragma y de los
músculos intercostales, controlados todos por el centro respiratorio del bulbo
raquídeo. En la inspiración, el diafragma se contrae y los músculos
intercostales se elevan y ensanchan las costillas. La caja torácica gana
volumen y penetra aire del exterior para llenar este espacio.
Durante la espiración, el diafragma se relaja y las costillas descienden y se desplazan hacia el interior. La caja torácica disminuye su capacidad y los pulmones dejan escapar el aire hacia el exterior.
Durante la espiración, el diafragma se relaja y las costillas descienden y se desplazan hacia el interior. La caja torácica disminuye su capacidad y los pulmones dejan escapar el aire hacia el exterior.
La
respiración proporciona el oxígeno que el cuerpo necesita y elimina el dióxido
de carbono que se produce en todas las células por la combustión o glucólisis.
Inspiración

Espiración
Cuando el diafragma
se relaja, adopta su posición normal, curvado hacia arriba; entonces los
pulmones se contraen y el aire se expele.
Alvéolos
En los alvéolos se realiza el intercambio gaseoso:
cuando los alvéolos se llenan con el aire inhalado, el oxígeno se difunde hacia
la sangre de los capilares, que es bombeada por el corazón hasta los tejidos
del cuerpo. El dióxido de carbono se difunde desde la sangre a los pulmones,
desde donde es exhalado.

Al no respirar no
llegaría oxigeno a nuestras células y por lo tanto no podrían realizarse todos
los procesos metabólicos que nuestro organismo requiere para subsistir, esto
traería como consecuencia una muerte súbita por asfixia (si no llega oxígeno a
los pulmones) o una muerte cerebral (si no llega oxígeno al cerebro
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